Si fóssim jutges i botxins: fins a on estem disposats a arribar?
El meu article número 49 a la revista virtual "El Cinèfil, la revista de cinema en xarxa i en català" (i gratuïta).
Celebrem el quinzè aniversari de la publicació del manga Death Note recordant perquè s'ha convertit en una icona de la cultura popular, repassant les seves adaptacions a l'anime i al cinema.
Teniu l'article al següent enllaç:
http://elcinefil.cat/2018/02/15/si-fossim-jutges-i-botxins-fins-a-on-estem-disposats-a-arribar/
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Os dejo a continuación el texto del artículo en castellano:
Si fuéramos jueces y verdugos: ¿hasta dónde estamos
dispuestos a llegar?
En 2003 se publicaba por primera vez el manga Death Note en
la revista Shōnen Jump, creado por el guionista Tsugumi Ōba y el dibujante
Takeshi Obata. La obra completa recopilada acabaría formando doce volúmenes (o
seis en la edición especial que publica Norma Editorial) y dos novelas, además
de muchos extras, como la guía de lectura, libros de arte y videojuegos, una
serie de animación y diversas adaptaciones cinematográficas que comentaremos
más adelante.
Un brillante estudiante justo antes de entrar en la
universidad, hijo de un directivo de la policía, encuentra accidentalmente un
cuaderno que parece caído del cielo, con unas indicaciones de cómo funciona y
que se puede simplificar diciendo que una vez escrito el nombre de una persona
en el cuaderno y conociendo cuál es su cara, esa persona morirá de un ataque al
corazón a los pocos segundos. La potencia del poder del cuaderno lo demuestra
inesperadamente cuando lo aplica a un criminal que resulta inocente en un
juicio por falta de pruebas y aparece en la televisión a la salida del juzgado,
justo donde caería sin vida de forma inesperada a la vista de las cámaras. El
cuaderno pertenece a un shinigami, un Dios de la muerte en la mitología
japonesa, capaz de saber el tiempo que te queda de vida para acompañarte cuando
llegue el momento, y que se asegura del uso correcto del cuaderno, también por
su propia supervivencia.
La visión utópica de la justicia del joven contrasta con una
realidad conocida y cercana por el trabajo de su padre, marcada por la lentitud
y corrupción del sistema policial y judicial, por las argucias de los abogados
defensores o por la dificultad de tener las pruebas suficientes para incriminar
a los culpables que hace que estos queden a menudo libres. Tampoco está de
acuerdo con las penas de delincuentes que han realizado atrocidades ya los que
no se le aplican la pena capital entre otros motivos porque no es legal. El
nuevo poder lo convierte a la vez en juez y verdugo. ¿Aquí tendríamos los
primeros dilemas morales: podemos impartir justicia por nuestra cuenta y quien
tiene el derecho de aplicar la pena de muerte si la sociedad está en contra?
Su afán por cambiar el mundo lo hace comportarse de forma
imprudente ya que mata a muchos sospechosos y culpables a lo largo del planeta,
lo que despierta el interés de la INTERPOL para encontrar el culpable. ¿Aquí
aparece otro dilema moral aún más contundente: hasta dónde estamos dispuestos a
llegar para poder aplicar nuestra justicia y sentencia? ¿Hasta el punto de
eliminar las fuerzas de seguridad que van detrás nuestro? ¿Es este sacrificio
aceptable para un bien mayor?
Se denomina valores al conjunto de pautas que la sociedad
establece para las personas en sus relaciones sociales. Cuando coincidimos en
decir que alguien actúa correctamente, en realidad estamos aceptando y
compartiendo los mismos valores morales. ¿Se puede transformar nuestra sociedad
hacia un mundo mejor a partir de asesinar los que no comparten los valores de
la mayoría? ¿Apoyaríamos este nuevo Dios que tiene potestad de decidir quién
vive y quién no? ¿Estaríamos hablando del embrión de una nueva religión del
siglo XXI? ¿Estamos cambiando la percepción de los valores aceptados
tradicionalmente como los correctos?
El estilo de narración inmersiva de la obra invita al lector
o al espectador a reflexionar en todo momento, facilitando datos e informando
de diferentes noticias para que podamos tomar partido. Una de estas noticias es
bastante contundente: la delincuencia baja en picado por el miedo a las
represalias (o, lo que es lo mismo, que se escriba tu nombre en el cuaderno),
de hecho se habla de una reducción del setenta por ciento. ¿Esta prueba del
efecto del cuaderno sería suficiente para justificar su uso?
Tampoco salen bien parados los medios de comunicación, tanto
los que apoyan la matanza de delincuentes como los que quieren tener una
exclusiva a costa de lo que sea. ¿El fin justifica el medio? ¿Dónde está la
ética profesional en el periodismo? ¿Todo vale para ser famoso?
Pero si por algo destaca sobre todo la obra es por la
habilidad de los personajes para definir sus estrategias de actuación, en ambos
bandos, con una gran capacidad de análisis y un gran poder de deducción que
sorprende continuamente al lector y que es el motor de la atracción por esta
historia, especialmente para generar la ficción audiovisual. Sin duda es una
lectura recomendada para disfrutar de un manga bien guionizado y bien dibujado,
con un acabado casi realista que da un toque de verosimilitud a pesar de los
elementos fantásticos que aparecen. No te puedes perder la escenografía
dibujada en un escenario prácticamente urbano y de interiores: habitaciones,
edificios, la ciudad... todo un espectáculo arquitectónico.
Death Note se convirtió en un fenómeno popular que impulsó
una serie de animación de treinta y siete episodios Death Note (Death Note:
Desu Noto 2006-2007) (que pudimos ver en el canal 33 hace varios años y que
podemos comprar ahora en BR editado por Selecta Vision). También se rodaron dos
películas de acción real: Death Note (2006) y Death Note, el último número
(Death Note The Last Name, 2006) rodadas de forma consecutiva previendo el
éxito de la primera parte, como así sucedió, y formando un díptico
autoconclusivo, adaptando de forma excelente con alguna licencia la historia
original del manga, y convirtiéndose en un punto de inflexión en las
adaptaciones al cine de historias provenientes de mangas. Dos años después se
rodarían algunos episodios para televisión con el detective como protagonista.
En 2016 se estrenó una nueva película: Death Note y el nuevo
mundo (Death Note: Light Up the New World, 2016), esta vez dirigida por el
conocido Shinsuke Sato, que ya ha adaptado otras mangas de forma notable. La
historia sucede diez años después con otros personajes pero manteniendo la
esencia del original (Mediatres edita el BR de la saga con cuatro discos,
además de los extras habituales incluye tres episodios que funcionan a modo de
precuela para presentar los protagonistas principales de la película).
En 2017 Netflix estrenaba a su plataforma la adaptación
americana: Death Note (2017), inspirada en el manga pero adaptando la trama, la
definición de los personajes, los acontecimientos y, evidentemente, el lugar
donde sucede: en la ciudad de Seattle en Estados Unidos. El abuso de estereotipos
en el perfil de los protagonistas lastra la película que sale perjudicada de la
comparación con las versiones japonesas.
Por último, quería hacer una última reflexión. En un momento
de la trama los policías plantean un posible perfil del propietario del
cuaderno: se dice que puede ser una persona joven si tiene ideales de arreglar
el mundo y hacer una sociedad mejor, o puede ser una persona adulta si sólo
actúa en su beneficio personal con ánimo de enriquecerse. ¿Realmente somos así?
De hecho después de este comentario por un momento me he sentido joven... pero
sólo un instante.
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