viernes, 29 de mayo de 2020

Artículo liberado "¡Es la hora de... una Academia del Cómic!" de la revista @Comicmania n. 2


Con motivo del confinamiento durante el estado de alarma provocado por la pandemia de la Covid-19, desde marzo de 2020 la revista Comicmanía ha realizado una labor encomiable de divulgación de la historieta, liberando prácticamente la totalidad de los artículos publicados en sus primeros cinco números. Todavía están disponibles para descargarlos aquí en formato pdf.

El que os dejo aquí, liberado, es un artículo que escribí para el número 2 de la revista de julio de 2019 y que, desgraciadamente, todavía sigue siendo de actualidad puesto que, aparentemente, no ha cambiado nada en este tiempo. De hecho, creo que la pandemia ha potenciado aún más la invisibilidad de los autores y sus obras en un contexto donde la cultura en general y, en particular, el sector editorial, ha sufrido y sufrirá un impacto notable.

El artículo lleva por título "¡Es la hora de... una Academia del Cómic!", publicado en la sección de opinión.

En el artículo defiendo la necesidad de crear una Academia que vele por los intereses del sector, ahora se puede leer de forma gratuita, pero si queremos contribuir a que se continúe realizando este tipo de labor de divulgación os animo a que compréis los números atrasados y los próximos números de la revista.

El artículo lo podéis descargar en formato pdf aquí o leerlo a continuación:

¡Es la hora de… una Academia del Cómic!

Las academias artísticas resurgen en el renacimiento como contraposición a los gremios, corporaciones formadas por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, que se caracterizan por su método de trabajo mecanicista. Las academias, en cambio, se constituyen como un modelo de institución claramente diferenciado del ámbito universitario, cuya finalidad incluye una componente importante de reflexión teórica y, a la vez, de capacitación y reconocimiento de los artistas y sus obras. Su contribución en diferentes países europeos fue fundamental para fomentar el espíritu crítico y el impulso de la modernidad que llevó a la revolución científica del siglo XVII. 

En pleno siglo XXI, gracias a la experiencia acumulada de diversas iniciativas y en previsión de los nuevos retos que se vislumbran en las formas de producir, distribuir y consumir, creo, sinceramente, que es necesario y que estamos suficientemente preparados para impulsar la creación de una Academia de las Artes y Ciencias del Cómic que reconozca la contribución del sector a la cultura popular, con proyectos que preserven y recuperen la memoria histórica del sector, impulsando, a la vez, la divulgación de los autores y las obras y estimulando el análisis sobre el futuro del cómic.

Para los que nos dedicamos al estudio teórico del cómic resulta más fácil consultar una novela del siglo XIX que un cómic publicado en los años ochenta del siglo pasado. Es necesario institucionalizar la cataloganización de las obras publicadas y promover la realización de proyectos de investigación y divulgación de la evolución del cómic y del trabajo de personas y entidades relacionadas con el sector a lo largo de la historia.

La Academia debería velar por la protección de los académicos en todas las fases de su ciclo vital, dando visibilidad a los autores noveles, protegiendo y asesorando a los profesionales en activo, y asegurando la dignificación de la profesión del artista, especialmente en su etapa de jubilación y en el reconocimiento de su trabajo. Una de las características de una institución de este tipo es su carácter de lobby, es decir, de poder actuar como grupo de presión para proteger sus propios intereses en cualquier ámbito social que se tercie. ¿Quién ha defendido que los autores de cómic jubilados puedan cobrar derechos de autor?

Por otro lado, la componente lúdica y cultural asociada a los salones y festivales de cómic ha generado una proliferación de eventos alrededor del país organizados por iniciativas públicas y privadas con menor o mayor impacto en el territorio, potenciando a su vez, entre otras actividades, la entrega de premios a las mejores obras. El sector necesita dignificar la concesión de unos premios profesionales con diversas categorías, dejando claro quiénes son los candidatos, qué obras son las candidatas o las nominadas y quiénes son los que pueden votar (en este caso, los académicos o el jurado asignado por la Academia).

Por último, y no menos importante, es fundamental impulsar la realización periódica de un libro blanco del sector que ayude a comprender la situación actual, analizando estratégicamente las amenazas y oportunidades, identificando las oportunidades de mejora y potenciando las fortalezas del sector. Es primordial para la administración y para la industria conocer la estrategia competitiva del sector y el grado de innovación para poder identificar las oportunidades y posibilidades de mejora en todos los ámbitos (artístico, divulgativo, industrial, logístico y de consumo), para poder realizar las acciones necesarias identificadas en los estudios realizados, que deberán ser específicos del sector debido a su idiosincrasia. 

No podemos esperar a que alguien haga lo que no se está haciendo o que dejemos en manos de la administración o de los gremios lo que debería hacer una Academia de las Artes y Ciencias del Cómic. ¿No os parece que ya ha llegado la hora?

Jordi Ojeda
Palabra de divulgador

@JordiOjeda es profesor de la Universidad de Barcelona. Dirige desde 1997 un proyecto de divulgación de la ciencia y la tecnología utilizando el cómic como instrumento pedagógico. En mayo de 2010 recibió el Premio Popular a la Divulgación de la Historieta en el 28.º Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y en abril de 2017 el Premio a la Divulgación de la Historieta que le otorgó la Asociación de Autores de Cómic de España.

Os dejo la portada del número 2 de la revista en la que se publicó el artículo en julio de 2019 y de las publicadas hasta la fecha:




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