«Abús a l’esport d’elit amb adolescents»
http://elcinefil.cat/author/jordiojeda/
twitter https://twitter.com/ElCinefilCat
i facebook https://www.facebook.com/elcinefil/
i us animo a que la llegiu, no us queixeu del preu que és gratis. http://elcinefil.cat/
Ah, i s'accepten peticions per a futurs articles...
En la cuarta edición del Ohlalà! Festival de cinema francòfon de Barcelona hemos podido disfrutar de la ópera prima de la directora Charlène Favier y del posterior coloquio por videoconferencia con la misma, en la sala del Institut Français de Barcelona donde se están realizando las proyecciones, además de contar con la plataforma Filmin para el visionado de la mayoría de la programación.
En la charla nos ayudó a contextualizar la película Slalom (2020) desde su génesis:
- El origen de la idea surge en un taller de guión en 2014. Esta fecha es muy importante porque hace evidente que el proyecto es muy anterior al movimiento #metoo que surgió en las redes sociales a finales del 2017.
- La inspiración es evidente: ella misma fue deportista de élite como esquiadora en su juventud y conocía muy bien este ambiente y, sobre todo, el sacrificio personal y familiar que supone, y la presión con la que deben convivir los jóvenes, tanto mental como físicamente.
- No es autobiográfica la historia, pero tenía muy claro que quería que la protagonista fuera una chica de quince años y que sufriera abusos sexuales por parte de su entrenador. En cierto modo, se adelantó varios años a las noticias reales de abusos, como el caso de las gimnastas estadounidenses.
- El abuso sexual debía suponer la culminación de un abuso continuado de explotación de los jóvenes con la aceptada excusa del éxito deportivo, con un maltrato denigrante y angustioso que pretende sacar el máximo de los frágiles deportistas en formación.
Con este planteamiento, la directora apostó por un relato descriptivo, involucrando al espectador como observador de lo que está sucediendo, pidiendo que entendamos los comportamientos de la joven y de su entrenamiento. Al fin y al cabo, la protagonista representa que sólo tiene quince años y no se comporta muy diferente a la gente de su edad, en su interés por temas relacionados con el sexo o con los chicos o chicas, por ejemplo.
Esta intención de convertirnos en cómplices del cámara que acompaña a los personajes se consigue con un relato íntimo, emocional, cercano en el encuadre para tener siempre la expresividad del rostro con tomas más largas y movimientos de cámara contenidas, especialmente en las escenas más delicadas de agresión sexual. Y, todo ello, inmersos en la vida de la montaña, con la nieve como escenario visible y el frío como secundario invisible.
La agresión en sí es la chispa que enciende al espectador, pero nos confunde que la descripción inicial del entrenador sea la de un entrenador muy exigente, aparentemente normal, hasta que traspasa la línea de lo permisible por un impulso irrefrenable y del todo inapropiado, y más teniendo en cuenta que se trata de una menor de edad, y de una menor de edad que está bajo su responsabilidad.
También nos sorprende la actitud sumisa de la adolescente. En la película contemplamos una escena nocturna que funciona muy bien como metáfora de lo que está sucediendo en la realidad, cuando el entrenador le dice que está viendo en el bosque, a lo lejos, un lobo y, en cambio, ella le dice que no lo ve (metafóricamente, en realidad lo tenía sentado justo al lado). Pasarán muchos minutos y varias escenas hasta que pueda ver al lobo, el de verdad, en el bosque... y poder mirarlo directamente sin miedo.
La pareja protagonista, la actriz emergente Noée Mora y el veterano Jérémie Renier, hacen verosímil el relato, con una gran interpretación muy potenciada en el físico y la expresión corporal que, sin duda, nos ayuda a comprender las aspiraciones de triunfar de una y la frustración del otro al reconocer como las lesiones en las rodillas le habían marcado su carrera al inicio.
En todo caso, a pesar de que la idea inicial no surge con este objetivo, la realidad es que, probablemente, el movimiento #metoo impulsó la producción de la película (rodada en 2019, antes de la pandemia), para acabar convirtiéndose en un instrumento de denuncia transversal, de espejo de muchas personas que se han sentido identificados de una u otra manera y que les ha permitido liberarse de la carga llevada durante años.
La agresión sexual de una menor y su manipulación ya es motivo de por sí de denuncia, es evidente. Pero en la película pueden verse destellos de otros temas subyacentes al deporte de élite y que sólo los enunciaré: el enorme sacrificio personal que debe hacer una joven en cuanto a su tiempo, a su cuerpo y a su familia; la agresión (legal?) física que supone la alimentación (los cambios de peso o el aumento de la musculatura), la contundencia de los entrenamientos o el dolor provocado por el cansancio y la fatiga; la carga mental que supone la presión de ganar como sea para poder mantener el nivel de vida, un nivel asociado a aspectos económicos que involucra a los patrocinadores de materiales, de viajes o, sencillamente, para vivir.
En cierto modo, los adolescentes en deportes de élite se convierten en muñecos de arcilla que se modelan físicamente con violencia y agresividad y, mentalmente, forjando un carácter competitivo, convertidos a su vez en juguetes por los que se pelean los clubs y la federación. Películas como Slalom pueden contribuir a decir «Basta»... si vamos a las salas de cine y a los festivales, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.