viernes, 8 de julio de 2022

Article a @ElCinefilCat «No hi ha independència sense revolució... ni sense llibertats»

«No hi ha independència sense revolució... ni sense llibertats»


El meu article número 111 a la revista virtual "El Cinèfil, la revista de cinema en xarxa i en català" (i gratuïta).

Amb motiu de l'estrena de la pel·lícula Mali Twist del director francès Robert Guédiguian, dedico l'article a analitzar com aborda una història d’amor en el Mali revolucionari de principis dels seixanta, just després d'alliberar-se del jou colonial de França.  

Teniu l'article, en català, al següent enllaç:

https://elcinefil.cat/No-hi-ha-independencia-sense-revolucio-ni-sense-llibertats/


Si voleu llegir tots els articles que he publicat a la revista podeu veure el link següent:

http://elcinefil.cat/author/jordiojeda/

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A continuación tenéis el artículo traducido al castellano:


No hi ha independencia sin revolución... ni sin libertades
El director Robert Guédiguian aborda en su película Mali Twist una historia de amor en el Mali revolucionario de principios de los sesenta, justo después de liberarse del yugo colonial de Francia
Jordi Ojeda

Mali Twist (Twist à Bamako, 2021) es la vigésima segunda película del director francés Robert Guédiguian, que también hace de productor y coguionista junto a Gilles Taurand. De hecho, es quien tuvo la idea y eso es significativo, porque no es habitual ver una película de Guédiguian lejos de Marsella y sin su elenco habitual, con un trío de actores protagonistas de casi todos sus largometrajes. En esta ocasión, la historia acontece en África, a principios de los sesenta del siglo XX y con protagonistas de ascendencia africana en los papeles importantes (algunos incluso debutantes, como la propia protagonista), y muchos secundarios nativos de la zona donde se rodó.

 

El detonante del proyecto surgió cuando Guédiguian visitó a principios de 2018 la exposición de homenaje que rindió la Fundación Cartier a París al fotógrafo maliense Malick Sidibé (1936-2016), especialmente destacado por sus sorprendentes instantáneas de Mali de principios de los años sesenta, justo después de la independencia de Francia el 20 de junio de 1960. Las fotos corresponden a los años del primer presidente de la República de Mali, Modibo Keita (1915-1977), que impulsó una gran transformación del país hasta el golpe de estado militar del 19 de noviembre de 1968, cuando tuvo que abandonar el poder.

El presidente Keita estableció un estado unipartidista socialista, con el espejo de la Unión Soviética con la que tenía estrechos lazos. Nacionalizó muchas empresas que estaban en manos todavía de los antiguos explotadores colonizadores, impulsó en 1962 un cambio de moneda, pasando de los francos franceses a una propia para poder hacer políticas monetarias, y tuvo que enfrentarse con fuertes conflictos internos de todo tipo, tanto sociales (protestas de los agricultores y comerciantes), como militares (por la rebelión de diferentes tribus en lucha por territorios), contenidas gracias al gran apoyo soviético en el equipamiento y despliegue militar, dotando al ejército de un poder que provocaría muchos problemas años más tarde, y un resentimiento histórico del pueblo que no olvida las matanzas que se produjeron y la contundencia con la que se actuó.


Sidibé se inició como fotógrafo en la capital de Mali, en Bamako, justo coincidiendo con los cambios políticos y la llegada al poder de Keita. Se caracterizó por sus fotos en blanco y negro, con una mirada costumbrista, contundente en la expresión y realista en las figuras desconocidas y paisajes elegidos, mostrando los nuevos aires modernos que respiraba la ciudad y que vislumbraban un cierto aire de occidentalización, especialmente en los jóvenes que, a modo de diversión, salían por la noche vestidos con ropa occidental y bailando y escuchando música moderna, especialmente rock and roll, rhythm and blues y... twist.

Sus fotos de estudio se caracterizaban por la pared del fondo a rayas verticales y el suelo a cuadros con los azulejos blanco y negro, pero también hay imágenes en el río Níger (Mali no tiene mar) y de la ciudad (salía en bicicleta con su cámara en busca de escenas a inmortalizar). Especialmente destacan las instantáneas de las salas de baile, con gran capacidad de enmarcar cuerpos en movimiento, donde destaca una célebre foto de dos jóvenes bailando. La foto se conoce como Nochebuena (Nuit de Noël, 1963), considerada entre las fotos más influyentes de todos los tiempos por la revista Time, destaca por su sencillez y naturalidad, pero también por la capacidad de evocar, a la vez, toda una época y un sentimiento mostrando la individualidad de los jóvenes retratados y visualizando la revolución cultural internacional y la búsqueda de las libertades sociales que estaban viviendo in situ: «La música nos hacía libres. De repente un chico joven podía acercarse a una chica y agarrarla con las manos. Antes no estaba permitido. Todos querían ser fotografiados bailando cerca a uno de los demás», exclamaba el propio Sidibé en una de sus entrevistas.

Es posible que justamente por estas costumbres culturales triunfara de forma desmedida el baile del twist, en el que pueden bailar unos a los lados de otros sin tocarse. Las fotos congelan un instante de los bailarines, pero transmiten la energía vital de los jóvenes y la esperanza de la modernización del país, convirtiendo las imágenes en iconos emblemáticos de la libertad recuperada. Tal y como recuerda Sidibé: «A los chicos les gustaba que los vieran junto a una chica, aunque no fuera su chica. Pero entonces podían presumir frente a sus amigos y fingir que era su última conquista». Los chicos con pantalones de pata del elefante y las chicas con trajes cortos tenían su banda sonora propia: nada menos que el conocido como el rey del twist, en Chubby Checker y su legendario tema Let's Twist Again.

De América vendrían canciones míticas como Hallelujah, I Love Her So de Ray Charles, Where Did Our Love Go de The Supremes, o I get around de The Beach Boys, pero también de Francia con Twist à Saint-Tropez de Les Chats Sauvages, o Souvenirs Souvenirs de Johnny Hallyday. Y también tuvieron su propio ídolo local: Boubakar Traoré y su éxito Mali Twist... todas estas canciones, y algunas más, forman parte de la banda sonora de la película a modo de banda sonora del momento, el primer lustro de los sesenta, una música que captaba de forma maravillosa el optimismo de la época.

Sidibé, conocido como «el ojo de Bamako», también aparece en la película, y lo hace de forma casi imperceptible y a escondidas, retratando diferentes momentos de los protagonistas (en la película se muestra por un instante la fotografía en blanco y negro de aquella escena a modo de homenaje, emulando las originales), haciendo de guía involuntario de los nuevos aires que invaden la ciudad. Curiosamente, la pareja retratada en la famosa foto en el Happy Club eran en realidad hermanos, pero a Guédiguian le sirvió de inspiración para construir el argumento ficticio del relato a partir de la historia de amor de dos jóvenes que vemos retratados, ahora a color, en el póster de la película: Samba y Lara.

Samba está interpretado por el ya reconocido actor Stéphane Bak, en el papel de un joven convencido de las ventajas de la socialización de los bienes y del revolucionario proyecto de país impulsado por los nuevos cambios. Es el líder de una brigada de tres jóvenes encargados de visitar los pueblos del interior del país ayudando a poner en marcha escuelas y hospitales, además de impulsar el cultivo de campos nacionalizados. Representa la visión idealista de la revolución, la inocencia de los jóvenes potenciada por la euforia de la recién adquirida libertad.


En general, la descolonización del continente africano a lo largo del siglo XX dejó un paisaje devastador. Los colonos se preocuparon más por llevarse los recursos de los países y construyeron las carreteras pensando en ellos y no en la gente que vivía allí, sin preocuparse por la educación, la sanidad, el transporte, etc. Dejaron a una sociedad de comerciantes pero no de productores. Samba recupera en la película una de las proclamas más conocidas de Lenin en su discurso el 2 de octubre de 1920 en el III Congreso de Juventudes Comunistas de Rusia: «El socialismo son los soviets y la electricidad», remarcando la importancia de industrializar y modernizar el país, remarcando que era imposible edificar la sociedad comunista sin restaurar antes la industria y la agricultura.

Este fue el plan impulsado por el presidente Keita, que lo consideró primordial para el desarrollo económico y para eliminar la brecha entre el campo y la ciudad. Y Samba era un firme seguidor de esa idea, pero hace un pequeño cambio respecto a la proclama de Lenin: «El socialismo son los soviets, la electricidad... y el twist». Este entusiasmo del joven socialista quedaría sorprendido por los continuos palos en la rueda: de los corruptos que no querían el cambio de moneda para no perder el poder adquisitivo de todo lo robado en la época colonial, de los funcionarios del único partido más preocupados de su poder y de sus ventajas explotando una falsa democracia, y de los conservadores contrarios a la música y los bailes, que eran considerados como contrarrevolucionarios. Ser testigo de la agresividad y la contundencia con la que actuaba el ejército contra el pueblo que se manifestaba preocupado por los cambios y la incertidumbre (se disparó la inflación, por ejemplo), y la inacción contra la injusticia con la que se trataba a su pareja en un caso claro de violencia de género, le acabó de desencantar, tal y como hemos visto en tantas películas de Guédiguian. La eterna lucha de clase, explosionando e implosionando al mismo tiempo, provocando la desconfianza de la sociedad en general, viendo cómo pasaban sorprendentemente del colonialismo al imperialismo.


En una de las incursiones en el interior del país, Samba descubre en la furgoneta a la salida de un pequeño pueblo, escondida, a Lara, interpretada por la actriz debutante Alice Da Luz. Lara huye de un matrimonio concertado que le ha impuesto su familia, a cambio de un pequeño terreno y una vaca, casándola con el hijo del cacique local del pueblo. En la película veremos cómo el marido y el hermano viajan a la ciudad para recuperar el honor y devolver la pertenencia (la mujer) a su hogar, con el beneplácito de la policía y de los jueces, ya que ella es la que ha abandonado al marido y lo que ha hecho va en contra de las tradiciones... no puede permitirse. De hecho, después de un intento de violación por su jefe a una explotación agrícola, la detenida es ella, porque, al fin y al cabo, ella es adúltera al reconocer su relación con Samba.

No existe libertad sin la libertad de las mujeres. La fragilidad del cuerpo de la actriz contrasta con su firmeza y determinación en sus acciones, la valentía de enfrentarse y revelarse para construirse a sí misma su futuro. El idealismo revolucionario choca de frente contra las supuestas tradiciones conservadoras. El panorama en Mali era y es devastador. De hecho, la película tuvo que grabarse en realidad en Senegal, ya que Malí está ahora bajo el yugo del islamismo radical. Como si se viviera en un bucle, vuelve a estar prohibido escuchar música y bailar. Hoy en día, todavía es mala época para el twist.


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