viernes, 28 de mayo de 2021

Article a @ElCinefilCat «Una justícia corrupta al servei d’una policia corrupta»

«Una justícia corrupta al servei d’una policia corrupta»


El meu article número 93 a la revista virtual "El Cinèfil, la revista de cinema en xarxa i en català" (i gratuïta).

Amb motiu de l'estrena a les sales de cinema de la pel·lícula Spiral: Saw (Spiral: From the Book of Saw, 2021), dirigida per Darren Lynn Bousman i interpretada en els seus papers principals per Chris Rock i Max Minghella com a detectius en actiu de la policia, per Marisol Nichols com actual capitana de la comissaria, i per Samuel L. Jackson com antic capità i pare del primer. Com a novena pel·lícula de la saga i com impulsora del reinici de la saga, em permeto reflexionar sobre els canvis que s'han produits en la motivació del nou Jigsaw, adaptant-se a la societat actual.

Teniu l'article, en català, al següent enllaç:



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A continuación tenéis el artículo traducido al castellano:

¿Una justicia corrupta al servicio de una policía corrupta?
El reinicio de la saga Saw introduce un nuevo matiz moral
Jordi Ojeda

Si has llegado aquí por el título del artículo: «Una justicia corrupta al servicio de una policía corrupta», tengo que decir que no era mi primera elección. El titular que tenía pensado escribir era: «¿Quién vigila a los vigilantes?». Contundente pero, claro, no sería ni mío ni sería original.

Quien recuperó esta frase, «¿Quién vigila a los vigilantes?», fue el guionista y escritor Alan Moore en su obra Watchmen (1986), dibujada por Dave Gibbons. Considerada como una obra maestra del cómic, pudimos disfrutar de su adaptación cinematográfica en 2009 (probablemente, una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos), y de la serie de televisión de 2019 inspirada en este universo, pero en este caso sin basarse en un relato del guionista original.

Moore perseguía hacer la obra definitiva de los superhéroes, construir un relato adulto que reivindicara el género, introduciendo debates morales sobre la justicia y, especialmente, sobre la percepción de la autoridad y la estrecha relación entre el juez y el verdugo. La obra la escribió en su ciudad, en Northampton, en el Reino Unido, durante el mandato de Margaret Thatcher como primera ministra. Pero la historia acontece en Estados Unidos apareciendo, entre otros, referencias explícitas a la guerra de Vietnam (con un desenlace a la obra diferente del real, justamente por la presencia de los superhéroes).

Con todo ello, el cómic supuso un ejercicio de reflexión sobre la autoridad, sobre la aceptación de lo que pueden hacer los que tienen el poder de ejercer la autoridad y sobre cómo lo aceptamos como sociedad. La observación de los hechos y la reflexión de los resultados puede incidir, a posteriori, en una demanda de responsabilidades a estas personas que tienen la autoridad, y es aquí donde aparece la famosa frase que da pie al nombre de la obra de Moore y Gibbons : «Who watches the Watchmen?», en castellano, «¿Quién vigila a los vigilantes?».

La obra se convierte en una visión de la moral de la autoridad de la sociedad del momento, de sus excesos y de sus debilidades, y de cómo todo vale para justificar sus acciones. De aquí a las teorías de la conspiración, a la cultura del miedo a la sociedad y a un cambio de paradigma de los valores que aceptamos como normales en nuestra sociedad. Por eso votamos lo que votamos hoy en día, aquí y en todas partes.

Pero hemos empezado el artículo diciendo que Moore en realidad recuperó la frase, y la recuperó del latín: «Quis custodiet ipsos custodes?». Esta locución se hizo popular en las sátiras del poeta romano Décimo Junio ​​Juvenal (que vivió a finales del siglo I), en concreto en la sexta sátira. La frase original hace referencia a la dificultad de que las mujeres tengan un comportamiento moral apropiado debido, precisamente, a la corruptibilidad de los hombres que las custodian. Tal cual. Es una dura crítica a la infidelidad, en especial la de las mujeres casadas que, en la antigua Roma, eran legalmente dependientes de los hombres (no podían poseer tierras o dinero y sus maridos, padres o hermanos eran considerados sus tutores).

En este contexto, Juvenal consideraba los esposos como vigilantes de las acciones inmorales de las mujeres y utiliza la frase «quis custodiet ipsos custodes?», para señalar que, si bien los hombres supervisaban las acciones de sus esposas para evitar que ellas cometieran actos inmorales, no había nadie vigilando los maridos para evitar que ellos mismos cayeran en estos errores.

Si bien Juvenal mostraba la inmoralidad de la sociedad romana hace dos mil años, esta frase en concreto ha sido empleada con posteridad para esbozar la contrariedad que conlleva la corrupción al frente de los que ocupan altas dignidades. Moore adapta esta sentencia en su momento (recordemos que eran los ochenta del siglo veinte), y muestra de forma reiterada la sentencia «Who watches the Watchmen?» en grafitis en las paredes de la ciudad de Nueva York, que es donde acontece la historia original del cómic.

El grafiti «¿Quién vigila a los vigilantes?" aparece varias veces en el cómic (aunque no se acaba de ver del todo entera), y son consecuencia de la aprobación de una ley que prohíbe las actividades de los héroes, impulsada por las protestas de los ciudadanos y una huelga de policías. Por tanto, el grafiti es una muestra del cambio que se ha producido en la opinión pública al dejar de reconocer esta autoridad. Una de las frases más contundentes se produce entre dos superhéroes que acaban de tener un altercado con unos manifestantes, cuando uno le pregunta al otro: «¿De quién los estamos protegiendo?", y el otro le contesta: «De ellos mismos ».

Algunas personas atribuyen la frase/pregunta de Juvenal en su sexta sátira al filósofo griego Platón, pero no fue exactamente así. En su obra La República, uno de los personajes, Sócrates, habla con Platón sobre la sociedad perfecta y hacen referencia a la clase gobernante, como aquella encargada de proteger la ciudad. Pero Sócrates va más allá y le pregunta a Platón: "¿Quién protegerá a los protectores?», y Platón le responde: «Ellos se cuidarán a sí mismos».

Para Platón, los "guardianes" de la sociedad tienen que convencer de ser mejores personas que a aquellos a quienes prestan sus servicios y, por tanto, su compromiso para con ellos será ejemplar. Tendrán los vigilantes o guardianes de la sociedad esta alta dignidad, sintiendo aversión por los privilegios y las prerrogativas y llegarán a tan altos cargos sólo aquellos que posean un conocimiento de gobierno fundado en lo ecuánime, en el recto, en el más sublime sentido de lo equitativo, de tal manera que actuarán desprendidos de toda ambición y codicia de poder... eso decía Platón hace unos dos mil trescientos años por lo menos.

El gran debate histórico de las sociedades ha radicado en establecer hasta dónde debe llegar el poder último. Hay quien considera que, en las modernas democracias, este problema se disipó con la separación de poderes, consagrada en la obra El espíritu de las leyes (1748) de Montesquieu, que ordenó y distribuyó las funciones del Estado y la figura de los gobernantes de los antiguos estados, poniendo al frente a aquellos que forman parte de las tres ramas del poder público, es decir, las personas que ocupan los más altos cargos del poder: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Los grafitis en las paredes del cómic de Moore y Gibbons evocan el grafiti en forma de espiral, símbolo del personaje de ficción conocido por Jigsaw (rompecabezas en catalán), de la saga de Saw, de la que ya se puede ver su novena película, que funciona como relanzamiento de la franquicia en aparecer un relevo del mítico John Kramer, que había muerto años atrás.

La película Spiral: Saw (Spiral: From the Book of Saw, 2021), dirigida por Darren Lynn Bousman e interpretada en sus papeles principales por Chris Rock y Max Minghella como detectives en activo de la policía, por Marisol Nichols como actual capitana de la comisaría, y por Samuel L. Jackson como antiguo capitán y padre del primero, supone una actualización de Jigsaw y de sus motivaciones.

Si en la saga original, la búsqueda de la redención era el detonante de las acciones del rompecabezas, esta vez la saga adapta a los tiempos actuales, y el nuevo Jigsaw se encarga de los policías corruptos, que han actuado durante años impunemente amparados por una justicia que se lo permite y una endogamia corporativa que potencia la podredumbre del cuerpo. El debate moral sobre el mal o sobre el sistema que permite que se haga el mal sin castigo es extremadamente de actualidad. También el discurso de quien se puede tomar la justicia por la mano o si el juez puede ser verdugo a la vez... todo muy relevante hoy en día.

El cine fantástico, una vez más, nos ayuda a reflexionar sobre nuestra sociedad desde una vertiente filosófica. No os dejéis deslumbrar por los que os venden una película de terror y de gore. La reflexión es profunda si te animas a participar.



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