Conferencia
La noche que Orson Welles atemorizó América
75º aniversario de la versión radiofónica
de La Guerra de los mundos, de H.G.Wells
H. G. Wells. publicó La guerra de los mundos en 1898, hace 115 años. Este año, además de los 75 años de la adaptación radiofónica que hizo Orson Welles, también se cumple el sexagésimo aniversario del estreno de la película que, con el mismo nombre, dirigió Byron Haskin e interpretaron Gene Barry y Ann Robinson. La muestra comisariada por Jordi Ojeda en Sitges (en el espacio de Gas Natural del Festival) conmemoraba ambas efemérides.
En el caso de la retransmisión radiofónica, Welles encargó a su guionista Howard Koch (que años más tarde guionizar, entre otras obras, la película Casablanca) que adaptara la novela original en la actualidad del momento y que el escenario fuera territorio estadounidense (el azar escogió New Jersey como lugar de la invasión). Lo que se convirtió en la noche del 30 de octubre de 1938 ya es historia: el fantástico irrumpió en los hogares de los estadounidenses que, atemorizados, crearon un efecto viral (no se escondió en ningún momento que era una ficción, a el inicio de la emisión se presentaba el espacio como una dramatización de la obra original y al final esto se recordaba de nuevo). Es un ejemplo significativo de la influencia de los medios de comunicación en la sociedad moderna.
El fenómeno que supuso la emisión de la adaptación de La guerra de los mundos cogió de sorpresa a los artífices de la retransmisión, una vez finalizado el programa tuvieron que esperar retenidos en un despacho unas cuantas horas hasta que se calmaran todas las personas atemorizadas que se habían dirigido al edificio. Welles diseñó la producción del programa de radio con seis actores incluido él mismo, por lo que debían interpretar diferentes personajes a lo largo de la emisión cambiando el tono de voz. La música, el guión adaptado al medio y, sobre todo, los efectos sonoros, consiguieron una dramatización de gran calidad.
El escritor inglés Herbert George Wells (1866-1946) fue reconocido en vida como uno de los grandes intelectuales del momento. Con una producción muy numerosa, fue al inicio de su carrera cuando creó las mejores obras de ciencia ficción: La máquina del tiempo (1895), La isla del doctor Moreau (1896) o El hombre invisible (1897) entre otros. Su contribución al género fantástico ha sido decisiva y diferentes enfoques de la moderna ciencia ficción derivan directamente de su maestría.
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