Foto con una clase a la que he hecho de guía durante los últimos cinco años, desde que tenían 6-7 años hasta ahora que tienen 11-12 años, un placer como siempre acompañarlos en esta experiencia tan estimulante para todos. Y gracias a los diferentes profesores que lo han permitido año tras año.
Sigo pensando que mi labor más importante para mí en mi actividad de divulgador es poder potenciar el hábito de la lectura en general y de la historieta en particular, especialmente a los jóvenes, así que disfruto mucho del encargo de hacer de guía durante dos días. Me impresionó realizar la visita a estudiantes de 6º de primaria y de 1º de secundaria (entre 11 i 14 años en general) que nunca habían visitado el salón, y entre ellos muchos no habían leído nunca un cómic. Así que felicitar a los profesores por la iniciativa de que vivan esta experiencia con lo que supone la logística y el coste del viaje a Barcelona, y que se preocupasen de tener un guía que les acompañara.
Mi agradecimiento a Francisco Ibáñez que fue muy amable permitiendo que toda una clase se pudiera hacer una foto con él, sin duda un recuerdo para los niños y niñas de por vida.
En las visitas de los profesores de primaria y secundaria, con alguna excepción, percibí un gran desconocimiento sobre el sector, una falta de cultura general de la que tienen culpa los medios generalistas a mi parecer, pero eso es otra historia.
La charla que realicé el domingo fue la última del salón, creo que pasamos un buen rato los que se acercaron a escucharla. Jaume Vidal fue muy amable con la presentación que me hizo. Con el título de “Los supercoches de los superhéroes” realicé una charla sobre el primer coche de la portada del primer Superman, además de otros coches ilustres como el Batmobile, el Arrowcar o el Spider-Buggy. Pronto subiré el vídeo, da mucho trabajo montarlo pero aprovecharé que ahora he recuperado unas mínimas ganas de hacerlo.
El salón para mí es un encuentro de amigos y una presentación de nuevos amigos. A la vez también tengo que realizar un esfuerzo titánico por olvidar la falta de sentido común y mala educación de algunos, o contemplar decisiones que van en contra del propio salón o, lo que es peor, de las entidades o empresas a las que representan… de hecho ya ni me acuerdo, o casi.
Yo me lo pasé bien en el salón aunque sigo pensando que se debería hacer una reflexión profunda sobre el modelo de salón que se está realizando y que se quiere realizar en el futuro, pienso que la fórmula actual ha permitido crecer pero que alguien debería pensar donde queremos estar en cinco años.
Yo donde quiero estar ahora es con mi ejemplar dedicado de Frank Miller.
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