jueves, 28 de marzo de 2019

Article a @ElCinefilCat "Jumbo, el famós elefant que va inspirar Dumbo"

Jumbo, el famós elefant que va inspirar Dumbo


El meu article número 72 a la revista virtual "El Cinèfil, la revista de cinema en xarxa i en català" (i gratuïta).

Amb motiu de l'estrena de la pel·lícula Dumbo d'acció real dirigida per Tim Burton, dedico l'article a la història de Jumbo, l'elefant que va inspirar el curt relat en que es va inspirar Disney per a la seva pe·lícula d'animació.

Teniu l'article al següent enllaç:
http://elcinefil.cat/2019/03/28/jumbo-el-famos-elefant-que-va-inspirar-dumbo/


Si voleu llegir tots els articles que he publicat a la revista podeu veure el link següent:
http://elcinefil.cat/author/jordiojeda/

Podéis leer el artículo traducido al castellano a continuación:

Jumbo, el famoso elefante que inspiró Dumbo
La historia del elefante más "grande" del mundo

Jordi Ojeda

Hoy en día, en la cultura popular, la palabra Jumbo se asocia a algo muy grande. Sólo hay que recordar al avión Boeing 747 que hizo su primer vuelo comercial en 1970 y que durante décadas fue el más grande del mundo, hasta la llegada del Airbus A380, en 2005. Todo el mundo conocía y conoce el 747 con el apodo de "Jumbo".

Este es el nombre de madre e hijo en la nueva película de acción real dirigida por Tim Burton, Dumbo (2019), inspirada en el clásico homónimo de animación de Disney que, a su vez, se inspiraba en un relato corto de Helen Aberson, ilustrado por Harold Perl. Mientras en la película de animación la madre se llamaba Ms. Jumbo y bautizaba al hijo con el nombre de Jumbo Jr., en el cuento la madre se llamaba Ella y su hijo Jumbo. Si conocéis la historia, recordaréis que le cambian el nombre a Dumbo tras hacer caer a sus compañeros en el espectáculo del circo, rebautizándolo con este nombre haciendo un juego de palabras con Jumbo (en inglés tiene una pátina despectiva: "dumb "significa tonto).

Pero, ¿y si os dijera que en realidad "jumbo" en swahili significa "¡Hola!"? ¿Y si os dijera que Jumbo existió en realidad y fue el elefante más grande y famoso del mundo? Vamos al principio de la historia. Hacia la mitad del siglo XIX coincide con la época del gran desarrollo de los zoos en toda Europa y norteamericana. Uno de los animales que causaba más admiración, evidentemente, eran los elefantes, el mamífero terrestre más grande sobre el planeta. Los elefantes indios ya invadían los zoos, más fáciles de domesticar y, sobre todo, más pequeños que los africanos.

El anuncio de la llegada de un ejemplar africano atrajo a los medios de la época, de hecho, sería el tercer ejemplar en occidente. Pero, en realidad, lo que se encontraron el 26 de junio de 1865 a la entrada en el zoo de Londres fue un pequeño elefante huérfano capturado a Abisinia (actual Etiopía y Eritrea). Hay noticias de la brutalidad de los cazadores de la época, de cómo estos mataban la madre con lanzas de forma muy violenta, ante su propia cría (que lo recordará para siempre con su gran memoria), para arrancarle el marfil y poder vender las crías.

Hay que decir que hoy en día se sabe que los elefantes son animales muy sociales y familiares, con una necesidad constante de afecto y caricias en compañía de sus congéneres. También se sabe que son muy inteligentes y que se aburren con facilidad. El pequeño elefante recién llegado a Londres fue bautizado con el nombre de Jumbo como muestra de saludo al público inglés que lo acogía con admiración. Matthew Scott fue su cuidador a lo largo de su vida (corta, como veremos después), un hombre hosco, asocial y borracho, que, curiosamente estableció una relación de amistad con el elefante muy estrecha, y de la que sabemos muchos detalles porque llegó a escribir un libro a modo de autobiografía del tiempo que estuvo al cuidado de Jumbo. 

Además de este libro, los diarios del propio zoo, y de multitudes de artículos y libros sobre la nueva atracción, su llegada coincidió con el esplendor de un nuevo y gran avance tecnológico: la fotografía. Es por ello por lo que hay muchas fotografías de su vida, desplazándose o paseando visitantes, una de las actividades habituales al crecer y, como veremos después, ocasionándole graves dolores físicos. De hecho, durante años, el cándido y tranquilo elefante que durante el día paseaba niños y no tan niños por el zoo se alternaba con un violento y agresivo animal feroz por las noches, que destrozaba las jaulas y que llegó a romperse los dos colmillos varias veces por los golpes, conforme iban creciendo.

En el documental de la BBC, Jumbo, una historia de película (Attenborough and the Giant Elephant, 2017), el reconocido científico Sir David Attenborough presenta el trabajo de un equipo de investigadores que intentan reconstruir la vida y muerte de Jumbo, a partir del análisis de documentos, de la autopsia de su esqueleto y de parte de sus restos depositados en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York (aunque se disecó, casi la totalidad de sus restos se perdieron en un incendio, sólo queda parte de su cola). Una de las conclusiones que llegan en el programa es que los ataques nocturnos podrían estar provocados por un terrible dolor de muelas, provocado por una dieta poco adecuada (se alimentaba exclusivamente de heno, pastas de canela y golosinas que le daban los visitantes), y, sobre todo, por no poder desgastar las muelas que, de forma natural, se van reponiendo cuando se rompen (en África pueden llegar a comer troncos). Los ataques eran nocturnos, se supone que porque no estaba entretenido y el mal era insoportable.

A esta dieta poco saludable hay que añadir que una de las soluciones de su cuidador Scott para tranquilizarlo, para poder hacer los viajes o para pasar rato juntos, era, literalmente, emborracharse ambos, con whisky, que bebía a diario. También su esqueleto mostraba deformaciones óseas y envejecimiento en las costillas y en las piernas debido, seguramente, al peso y la cantidad de viajes soportando durante años paseando con gente encima. Algunas fotos muestran incluso una docena de personas encima. Todo ello provocaría un gran sufrimiento físico y emocional a Jumbo.

El miedo de que tuviera uno de sus ataques durante el día (ataques que se mantuvieron siempre en secreto), y sabiendo de sus aparentes problemas de salud (se desconocía el dolor de muelas pero el zoo sabía que no estaba bien), el director del zoo decidió venderlo aceptando una generosa oferta para la época (fueron dos mil libras, más de ciento setenta mil euros actuales), a pesar de las quejas que recibió por parte de la ciudadanía, incluso de la reina Victoria, cuyos hijos habían mostrado en muchas ocasiones su simpatía por el elefante (hay muchas evidencias fotográficas de los paseos de la familia real a lomos de Jumbo).

El 22 de marzo de 1882 de madrugada, multitud de personas fueron a despedirlo en su camino hacia el puerto, en un viaje hacia Nueva York que le supondría una tortura más, y muchas borracheras para tenerlo calmado (llegó el 9 de abril, de nuevo aclamado por la multitud que lo esperaba). Su nuevo propietario era nada menos que P. T. Barnum (1810-1891), pues sí, el mismo que encarnó Hugh Jackman recientemente en la edulcorada El gran showman (The Greatest Showman, 2017). Barnum creó su circo ambulante en 1870 tras el gran incendio que destruiría el museo que durante décadas cautivó la ciudad con las exposiciones y espectáculos que ofrecía, muchas veces con una componente de fraude, engañando sobre las cualidades de lo que ofrecía, sean personas, animales u objetos.

Jumbo no podía ser menos y fue presentado en sociedad como "el elefante más grande del mundo", independientemente de si lo era o no, convirtiéndolo probablemente en unos de los animales más míticos de la cultura popular. En el documental de Attenborough, los expertos indicaban que realmente el tamaño de Jumbo era un 20% mayor de la media de elefantes similares, y que, curiosamente, cuando murió aún se encontraba en periodo de crecimiento, así que sí, podría haber sido realmente el elefante más grande de la historia.

Jumbo murió el 15 de septiembre de 1885 en la estación de tren en St. Thomas, Ontario (Canadá), cuando fue arrollado por una locomotora cuando estaba preparado para subir a su vagón (en el pueblo hay un museo dedicado a Jumbo, lleno de recuerdos). Se dice que fue un error en el cambio de agujas porque el responsable justamente estaba mirándolo y no se dio cuenta de la llegada de otro tren.

Tenía 24 años y su muerte ocupó los titulares de la prensa de todo el mundo. Incluso triunfó después de su muerte: su cuerpo disecado fue exhibido en el circo durante años hasta que llegó a un museo para ser expuesto de forma permanente, y donde, finalmente, se quemó en un accidente el 14 de abril de 1975.

No hay nada peor que tener encarcelado y solo a un elefante. Jumbo llevó a sus espaldas a más de un millón de personas que seguro les alegró el día, mientras él llevaba una vida realmente trágica y horrorosa.

Su recuerdo sirvió de inspiración a Helen Aberson, que escribió un cuento de pocas páginas con el nombre de Dumbo (1939), que contenía ocho ilustraciones de acompañamiento que ya mostraban la estética que conocemos del personaje. El formato en que se publicó fue muy original pero un gran fracaso: un roll-a-book, es decir, un libro enrollado entre dos rodillos que se podía leer haciéndolos girar. Disney compró los derechos y lo publicó en 1941 en formato normal con poco más de treinta páginas. La historia sirvió de base para la película de animación de Dumbo (1941), pero eso ... eso es otra historia.


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