viernes, 25 de febrero de 2022

Article a @ElCinefilCat «Una premsa immoral i corrupte… segons Balzac»

«Una premsa immoral i corrupte… segons Balzac»


El meu article número 104 a la revista virtual "El Cinèfil, la revista de cinema en xarxa i en català" (i gratuïta).

Amb motiu de la publicació de l'estrena de la pel·lícula Tailordedico l'article a destacar la importància de que els autònoms es reinventin contínuament i hagin d'adaptar-se als canvis de la societat i a les seves demandes. 

Teniu l'article, en català, al següent enllaç:



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A continuación tenéis el artículo traducido al castellano:

Una prensa inmoral y corrupta... según Balzac
Se estrena Las ilusiones perdidas, adaptación de la novela homónima de Balzac 

Jordi Ojeda

El director francés Xavier Gianolli adapta una de las novelas más proféticas del escritor Honoré de Balzac (1799-1850), en su película homónima Las ilusiones perdidas (Illusions perdues, 2021) . La obra original es una de las más extensas de Balzac, de hecho se publicó en tres partes inicialmente: Los dos poetas (1837), Un gran hombre de provincias en París (1839) y Los sufrimientos del inventor (1843), y se integran en la ambiciosa Comedia Humana, la obra que quería dar sentido a la obra completa del autor, formada por decenas de libros. La película se centra en la segunda de estas partes, con unas pequeñas licencias, especialmente en la definición y número de personajes, que dotan de mayor fluidez, contundencia y claridad a la película. 


La trama de Las ilusiones perdidas es una historia trepidante de ascenso y caída de un joven poeta de provincias, de Angoulême en concreto, que apenas se acaba de autopublicar un poemario en la imprenta familiar, y que aspira a forjarse un destino y recuperar la posición social de la madre, de una familia aristocrática venida a menos, y de la que adapta su apellido: a partir de ahora será Lucien de Rubempré. Su juventud y belleza deslumbra a Madame de Bargeton, la mecenas artística de la zona, con la que inicia un romance. 

La marcha a París del amante, que huye de las habladurías, le anima a marchar también hacia la gran ciudad, crecido por su potencial y por su primera obra. La realidad es muy cruel con él, ya que, para evitar los rumores, le piden que viva por su cuenta y, finalmente, con el riesgo evidente de tener problemas con el marido y con su prestigio social, le deja abandonado a su suerte. Tendrá que buscarse la vida, como se dice vulgarmente. 

Y es aquí donde la película de Gianolli se ceba especialmente con el periodismo, con unos medios de comunicación que crecen en paralelo con la innovación industrial (vemos cómo se inventan las nuevas rotativas que permiten imprimir miles de ejemplares, por ejemplo), evocando los inicios caóticos de la profesión. Estamos en la próspera década de la Restauración, alrededor de 1820, en un momento de lucha de poder y posicionamiento de la nobleza que ha sobrevivido a la revolución francesa. 


Cuando el joven poeta busca trabajo en una de las cabeceras de prensa más célebres de París, su editor le pregunta “¿Para qué sirve un periódoc?”, y su respuesta es sincera y contundente: “Para tener informada a la ciudadanía”. La respuesta de su entrevistador corrigiéndolo también es sincera y contundente: "Estamos aquí para hacer ganar dinero a nuestros accionistas". 

El dinero es la clave de cualquier enigma, todo se puede comprar y ser vendido. La política, la literatura y el teatro convergían en la sala de reuniones del consejo de redacción del medio, donde las buenas críticas tienen un precio, las noticias falsas son dobles (la falsa y su correspondiente disculpa o aclaración), y cualquier noticia que sea probable de ser cierta es publicable, no es necesario contrastarla, si no le gusta a alguien que pague por su rectificación... una visión moderna de la realidad de nuestra situación, visualizando también a los influencers del siglo XIX, que pueden conseguir los aplausos más fuertes o los silbidos más sangrientos en el teatro, dependiendo de quien pague, manipulando a los seguidores en un sentido u otro sin que sean conscientes de ello. Vemos in situ cómo pueden cargarse la carrera de una actriz, independientemente de su trabajo, simplemente como palanca para hacer daño al joven poeta. 


El summum del grotesco espectáculo que presenciamos lo protagoniza el actor Gerard Depardieu, que interpreta a un editor que no sabe leer ni escribir y que hace lo necesario para poder tener éxito con los libros que publica, conociendo las reglas del lugar y el precio de comprar al periodista de turno para obtener una buena crítica. Una crítica mordaz de una sociedad que reconocemos como muy cercana, donde los medios de comunicación se muestran con gran crudeza, visualizando una corruptela impulsada por las gratificaciones económicas y el posicionamiento social (fiestas, reconocimiento, cenas, etc.), cimentada sobre noticias falsas, escándalos y chismes... ¿os recuerda algo? 


La película está rodada íntegramente en París, con un elenco brillante y un diseño de producción maravilloso, con un vestuario y maquillaje exquisito y con un guion vibrante que cautiva al espectador. No se pierdan esta obra maestra, a pesar del desencanto que supone pensar en que puedan ganar los corruptos. Y puesto que no cobramos nada para escribir este artículo, espero que, al menos, la valoración de la calidad del mismo no la haga un mono como se ve en la película... ¿o quizás sí?



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